martes, septiembre 11, 2012

Septiembre.



Rafael Guevara.

Los hombres cerraron sus ojos
afilaron cuchillos y taparon sus oídos
ciegos y sordos se partió mi tierra.

Llegó el viento que matapajaritos
estalló el cielo y todos corrieron
los niños abandonaron las pelotas
todos nos recostamos en el suelo.

Las cruces cayeron al mar
los gritos se ahogaron en los subterráneos
las leyes despedazadas en los escritorios
a todos nos vistieron de uniforme

La noche quedó prohibida:
¡hasta nueva orden...!

Desde ese viento
la gente camina cabizbaja
las sonrisas se extraviaron
durante décadas

Las cruces se perdieron en el océano
los colmillos adornaron las bocas
y mordieron durante las noches
y mordieron durante los días

Pero de las minas brotaba un canto
por los campos fluía una melodía
la música nacía en las iglesias
y en las aulas se alzaba un sueño.

Las mismas calles antes pisoteadas
Se llenaron de esperanza
Los hombres enterraron los fusiles
Las mujeres se tomaron las oficinas

El pan siempre falta
pero ahora será compartido
el frío duele pero siempre hay frío
allí también compartiremos nuestras mantas.

Pasan los años y el viento vuelve
ahora solo se lleva a los pajaritos
nos trae un sol radiante y flores
que inundan las plazas y los jardines.

Seguimos buscando a los que se han ido
seguimos buscando a los desaparecidos
no habrá descanso ni habrá olvido.

Ahora somos los dueños de nuestro destino.
me dicen que el viento trae aires de cambio
los sueños despiertan desde  el Arauco
los sueños despiertan en tierra austral
las aulas cantan como al principio.

Y yo me levanto y canto alto
soy un testigo que estamos vivos
somos labradores de un mundo nuevo.

El viento ahora nos baña en calma
dibujaremos un futuro nuestro
con lápices y pinceles de colores
que pinten los paisajes y los caminos
con pintura de paz, con tinta de libertad.

Somos hermanos y no enemigos
o nos salvamos todos
o nadie sobrevivirá.

bienaventurados con sed de justicia
bienaventurados los que han aprendido
bienaventurados los que han sufrido
bienaventurados todos, ese es nuestro destino.

El que tenga oidos que oiga
el que tenga ojos que vea.




HRBG         11092012.

Ella era extraña.



Rafael Guevara


Me clavó su lengua
sus ojos quebrantahuesos
sus dedos desprecio
una silueta difuminada.

Era volátil como perfume
me dijo que era de manzana
acida, dulce y húmeda
y que el tiempo la drenaba.

Fueron días felices
repletas de madrugada
era extraña, lo sé
no sabía dormir.

Escribía raras historias
cuando la lluvia rebotaba
el mar atrapaba sus ojos
durante tardes enteras.

Cuando el insomnio atacaba
ella estaba atenta velándome
entre libros y frazadas
espantando al frío y al tiempo.

Me pidió que no la buscara
pero que olvidara nada
que con las manzanas
ella se quedaba.

Al detenerla en su huida
me clavó su lengua
sus ojos quebrantahuesos
y su silueta desapareció.



HRBG       10092012