Rafael Guevara.
Arrojaron a los tomates aterrorizados,
amontonados, sofocados en camiones.
Ahogados susurrando los dolores
Unos arriba y otros abajo,
por caminos desconocidos
meditando sobre el fin.
Rojos como la mar de la vida
serán molidos por las maquinas,
serán cortados y devorados
por hambrientos asesinos.
Entregados a este trágico destino
el silencio va cayendo
en desconsuelo y sinsentido.
Doloridos como perseguidos disidentes
de una patria ya extinguida,
todos juntos constituyen mayoría.
Los sacerdotes de la tristeza
exigen silencio y llanto
que dejen de orar los tomates
ignorantes.
Que dirán los campesinos enojados,
que aplastada ha llegado la semilla,
son los ciclos del tomate
de la tierra a la tierra,
y de estrella en estrella.
RGHBG 27112010
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